El alabastro calcáreo, el que se labora en Volterra y, en particular, el extraído del subsuelo en Castellina Marittima, se formó en el periodo mioceno como resultado de un proceso de sedimentación y concentración de sulfato de calcio contenido en las aguas marinas.
Se trata de una piedra maleable cuyo procesamiento, gracias a su particular suavidad, es mucho más fácil respecto al mármol y, por lo tanto, es apta para reproducir a pequeña escala ciertos diseños decorativos que presentan muchos detalles y retratar en sus mínimos particulares el rostro humano, según los cánones estéticos que dominaban los estilos del arte clásico.
Han pasado más de dos milenios desde que los
Etruscos empezaron a trabajarlo, pero
el alabastro todavía se sigue elaborando en Volterra y, aunque ya no es como sucedía en el pasado, el sector pujante de su economía, sigue representando el elemento característico de su cultura y de su propia historia.
El año 1792 marcó un punto de inflexión importante en la afirmación de la elaboración del alabastro: Marcello Inghirami Fei decidió invertir en la creación del primer taller estructurado como una verdadera fábrica, con 120 trabajadores cualificados empleados. Así surgió la Escuela de Volterra, que reunió a algunos de los mejores maestros de la escultura, la ornamentación y la decoración de Europa.
Hoy en día, además de comprar artesanía de alabastro en los talleres de Volterra, se puede visitar el
Ecomuseo del Alabastro. Aquí se expone un breve recorrido de la historia local del alabastro, desde el pasado hasta el presente.